martes, 15 de julio de 2014

Engranes

La historia dice que eran mediados del siglo XIX y a un grupo de matemáticos británicos se le encargó la tarea de corregir y mejorar la precisión de los almanaques de navegación de la real compañia naval. El trabajo era engorroso, requería que los calculistas realizaran largas cadenas de operaciones matemáticas suceptibles a errores en sus múltiples etapas. Esto ocasionaba que con frecuencia se perdieran jornadas enteras de trabajo a causa de errores de dígitos que se propagaba en la cadena de operaciones hasta que alguien finalmente les descubría.

Se cuenta también que Charles Babbage fue comisionado para organizar el trabajo, y que inspirado en las ideas de Adam Smith, elaboró un método que minimizaba el efecto de los errores al dividir cada uno de los cálculos requeridos en una serie de etapas simples que personas distintas realizaban de manera repetitiva. Se especializaban y dividián la tarea.

Así cada calculador se concentraba en un tipo de operación que podía realizar repetidamente sin distraerse a pensar en las etapas posteriores o anteriores, después los resultados se verificaban y mezclaban, incluso se reutilizaban cuando era posible. Aplicando técnicas de producción industrial para volver eficientes los procesos de cálculo hechos por humanos estaban desarmando los procesos mentales, transformándolos en descripciones detalladas de series de operaciones simples que luego podían ejecutarse y combinarse como módulos independientes y conectables entre sí.

Babbage pronto se dió cuenta del potencial de la técnica y pensó en descomponer los procedimientos en operaciones todavía más elementales, en tareas tan simples que no hiciera falta pensar demasiado para resolverlos, más aún, que no hiciera falta siquiera pensar para resolverlos. Pero no se detuvo ahí. Ideó conjuntos de operaciones tan simples que pudieran representarse y resolverse mecánicamente. Y tras ello imaginó el tipo de dispositivos que habrían de realizarlos. El resto de su vida transcurrió mientras lidiaba con las limitaciones técnicas y la gran sofisiticación requerida para construir las máquinas que había dado forma en su mente.



(Las imágenes son reinterpretaciones de Fusako Ishikawa)
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