miércoles, 23 de abril de 2014

Perspectiva I

Narración, según el DRAE, significa "Contar, referir lo sucedido, o un hecho o una historia fiticios", si nos quedamos con la última reflexión, nos deslizamos sólo sobre la historia y dejamos de lado al relato y a la situación narrativa, desprotegiendo uno de tres elementos importantes en la construcción del discurso.

La situación narrativa es la entidad  (el otro) que decodifica el mensaje y que asume como primera tarea el de contar la historia a alguien; el relato es cómo se cuenta una historia.

Filinich dispara bajo dos conceptos que justifican la enunciación del relato: la voz narrativa, que nos permite saber qué se cuenta y a quién; y la perspectiva, que involucra los elementos de una historia.

La perspectiva es un fenómeno no físico, completamente sensorial, desde un imaginario: "Narrar una historia implica asumir una perspectiva, adoptar un ángulo de visión de los acontecimientos que otorgue sentido a los hechos. Y además, narrar implica emplear un tono de voz acorde con la perspectiva asumida." (Filinich: 1997, p.27).

Si seguimos un estudio del discurso en los textos (entiéndase texto a todo aquello que emite un mensaje: un cuadro, un libro, una acción) de las últimas décadas, se está bajo el margen de la historia y no del relato, por tanto elude aquellos elementos de la perspectiva, los cuales coquetean con los semióticos como parte de la construcción del discurso; por ejemplo: al acercarse a un libro, se sabe que es un objeto lleno de letras que son morfemas, palabras, oraciones... pero también es un mensaje que espera ser decodificado por la mente de un lector, dicho lector puede ser cualquiera y por tanto ser interpretado de diferentes formas (la ambigüedad de la que habla Jakobson).

El ser humano se relaciona a través de los signos que [re]interpreta, decodifica y codifica para entender el mundo. La semiótica intenta descifrar qué pasa en la mente del narratario (receptor) cuando recibe estos signos que construyen un discurso. Al estar inmerso, el ser humano, en este mar de signos no se encuentra físicamente en el mundo; es sólo una interpretación de su mente.

Referencia:

María Isabel Filinich

No hay comentarios.:

Publicar un comentario